miércoles, 18 de marzo de 2020

SEGUNDO DE BACHILLERATO - 18-03-2020

ACTIVIDADES.
1.- Lea el siguiente texto: 
a) Escriba la tesis que plantea el autor 
b) Escriba los argumentos.
c)  Escriba la conclusión.
2.- Envíe la tarea a correo mifecastillo@gmail.com 

LA PENA DE MUERTE, EL CASTIGO MÁS JUSTO.

Cada vez que en el país los medios de información registran actos criminales que
impactan a la colectividad por la cobardía con que se realizaron por individuos o
grupos constituidos en enemigos de la sociedad, nuevamente proliferan las opiniones
a favor de la legalización de la pena de muerte. Los países en donde existe la
pena capital consideran que, por ser el castigo más proporcional con el daño
cometido, es la pena más justa. El dolor,la ira, la sed de justicia y de venganza impiden prever los alcances negativos de su legalización; la pena de muerte jamás
debe consagrarse en nuestra Constitución.
La verdad es que la pena de muerte no intimida ni ejemplariza. Si así fuese, en
los países donde aún existe tan inhumano castigo, no tendrían lugar los aberrantes
crímenes que allí se cometen. Eso precisamente ocurre en numerosos condados de
los Estados Unidos en donde aún existe tal sanción. Nada ha demostrado que allí
los índices de criminalidad hayan disminuido.
En nuestro país, por ejemplo, especialistas en criminología concluyen que los
sicarios —tal vez los primeros candidatos para que se les aplique la pena de muerte—
en su mayoría son personas que no tienen esperanzas de llegar a la vejez y tienden a creer que morirían antes de cumplir los 30 años. A asesinos de esa clase no se les intimida con la pena de muerte; para ellos la vida no tiene valor.
En la mayor parte de los países en donde se aplica la pena capital, está prohibida
para menores de 18 años. Al legalizarse esa pena en nuestro país, probablemente
se mantendría el mismo principio humanitario.
Pero también es muy probable que la delincuencia organizada contrataría a menores de edad como sicarios para llevar a cabo sus crímenes y para ellos no habría la posibilidad de sentenciarlos a muerte.
La pena de muerte se justificaría si con ella se extirparan las verdaderas causas de la
criminalidad. Mientras existan injusticias sociales, tropiezos para satisfacer las necesidades de vivienda, educación, salud, trabajo y justicia, no es justo que se legalice un castigo tan drástico. Con la pena de muerte, es cierto, se amenaza al potencial delincuente, pero eso no soluciona la raíz del problema.
Definitivamente, la pena de muerte es un cruel castigo cuya práctica embrutece a
quien la administra, colocándolo en el mismo plano de los delincuentes a los que se les aplica. Si la vida es el principal derecho humano, el suprimirla es la primera violación, y si el Estado es quien oficializa el crimen, agrava la violación.
Cuando una ley no surte el efecto por el cual es creada, lo mejor es no aprobarla.
Buenas tareas, «La pena de muerte, el castigo más justo»,

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